Soy incapaz de comprender a nadie que quiera abrazar una consigna
David Gistau
Hay una serie de políticos que están saliendo reforzados de esta coyuntura: Martínez Almeida, Díaz Ayuso, López Miras o Yolanda Díaz están entre ellos. En el caso de los periodistas, el abanico se restringe aún más: Matthew Bennet, un británico que vive en Murcia y que tiene un blog. Matthew, es, fundamentalmente, un excelente canalizador de información, cuya utilidad se incrementa en las crisis, períodos en los que aumenta la demanda informativa. Esto molesta a unos y otros y otros. Un último otros que llama especialmente la atención porque la sección en la que trabaja ese periodista está dirigida por una señora que dedicó un único tuit al SARS-CoV-2 durante la semana del 8 de marzo; bueno, miento, el día 7 también gastó una bromita. Así, el 27 de febrero, el periódico más leído en español (¡el períodico global!) publicaba una entrevista con este título: la magnitud del problema del coronavirus no será diferente a una gripe; ese mismo día la OMS advertía: preventing transmission amplification events. Siempre podrán alegar en su descargo la existencia de barreras en el lenguaje.
Obviamente, no sólo Matthew les inquieta, sino que lo hace cualquiera que pueda poner en tela de juicio su posición de dominio. Este texto no tiene propósito recopilatorio o de enumeración, pero citaremos un ejemplo que ilustra muy bien el fenómeno al que me refiero. Cuando la situación sanitaria se descontroló la consigna fue clara: no se pueden perder las riendas del relato. Antón Losada publica el 12 de marzo: Callaos un poquito. Dejad hablar y escuchad a los expertos y también No opinéis más, amigas y amigos. Dejad que hablen los expertos. Sobra ruido. De entrada, no se puede poner una pega al discurso del bueno de Antón, si no fuese porque tiene decenas de tuits y columnas escribiendo sobre la crisis del ébola; columnas, por cierto, en un periódico digital que tiene por director a un señor que nos decía en televisión que esto no era más que una gripe. Como digo, tenemos incontables ejemplos, pero hay uno nuclear para este discurso; El País entrevista a Santiago Moreno y fuerza el siguiente titular: Hemos pecado de exceso de confianza. Nadie pensaba en esto, para, a continuación, ser difundido por Ana Pastor, Julia Otero y otros grandes líderes comunicativos de este país. Este discurso, aparte de ser falaz, no busca sino la exoneración de cualquier responsabilidad del Gobierno y los medios de comunicación en la gestión de la crisis, y tiene, además, una función de repliegue, de cerrar cualquier hendidura que pueda abrirse en su detentación de la hegemonía cultural, de la violencia simbólica.
La pandemia es lo de menos. Eliminar cualquier impacto sobre sí constituye para los medios de comunicación del sistema la única prioridad.
Houellebecq suele repetir que espera ver cerrar algún gran periódico francés antes de morir; a mí, con que no cuesten vidas, ya me va bien.
lo de la secta y ana pastor da vergüenza ajena….. ya no se pone las camisetas de feminist?
Ana Pastor wash her hands.
La directora de Materia también tiene un tweet pidiendo que no opinemos demasiado
Este, ¿no?
https://twitter.com/pflis/status/1237454409778581504
lo de la secta y ana pastor da vergüenza ajena….. ya no se pone las camisetas de feminist?
Ana Pastor wash her hands.